Con la expansión de internet a principios del siglo XXI, todos nos asombramos y fuimos conscientes de las múltiples oportunidades que generaba para la interconexión. Desde ese momento y crecientemente, las diferentes partes de nuestro mundo se han sentido cada vez más próximas las unas a las otras a medida que las posibilidades de llegar a distintos rincones de la tierra se han visto exponencialmente multiplicadas por la irrupción de nuevos dispositivos, aplicaciones, mejoras de la conexión, notificaciones etc.
Sin embargo, y a pesar de esta creciente interconexión, muchas veces la era de la comunicación ha sido más una era de la “conectividad” que del encuentro y del diálogo. Así pues, diferentes analistas y pensadores han alertado del fenómeno de la polarización que se produce vía internet, pero también del paradójico aumento de la soledad, el aislacionismo o del individualismo, como recoge, entre otros autores, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han en su obra En el enjambre (2014).
Quizá estas consecuencias de la era de la interconexión sean las más visibles y las que más “ruido” mediático generan, pero –afortunadamente– no son las únicas. Simultáneamente, cada vez más iniciativas están logrando hacer de “la red” un espacio que va más allá de la interconexión y crea comunicación efectiva a través de la generación de canales activos y permanentes para el diálogo, también interreligioso. Así lo señalaba Julian Bond, director del Foro Cristiano-Musulmán de 2006 a 2015 : internet se ha convertido en un espacio de posibilidades para el diálogo interreligioso.
Entre las múltiples iniciativas que han surgido en los últimos años, el Consejo Musulmán de Ancianos (Muslim Council of Elders, creado en 2014), anunciaba en el año 2016 el lanzamiento de un proyecto para la promoción de la cultura del diálogo y el establecimiento de canales de comunicación efectiva entre jóvenes y líderes religiosos vía internet.
https://www.woolf.cam.ac.uk/blog/can-interfaith-dialogue-happen-online
La pandemia de la Covid-19 ha sido particularmente relevante para la consolidación de un cambio de tendencia a este respecto. Hasta hace unos años concebíamos internet como el espacio en el que se efectúan interconexiones para que, posteriormente, se pudiesen efectuar proyectos y encuentros en la “vida real”. Pero en los últimos años, y particularmente durante este lapso de tiempo en el que hemos pasado buena parte de nuestras horas en casa, esta noción está en transformación a medida que descubrimos que internet también es parte de nuestra vida real y, por tanto, un espacio por el que apostar para crear canales estables y viables de diálogo y de encuentro para la promoción de una cultura de la tolerancia.
Así sucedió durante el último G20 Interfaith Forum , que tuvo lugar entre el 3 y el 16 de octubre de 2020 y congregó a más de 2000 líderes y representantes de diferentes religiones del mundo en el espacio digital. En los últimos meses, se han multiplicado los espacios y los webinars que promueven y reflexionan el diálogo intercultural e interreligioso, como han sido los seminarios Interfaith Dialogue Forum for Peace (IDFP) o el propio encuentro entre cristianos, judíos y musulmanes que organizó la Fundación for Islamic Culture and Religious Tolerance en mayo de 2020 para conmemorar la Jornada Mundial de Oración convocada por el Alto Comité de la Fraternidad Humana.
¿Qué consecuencias puede tener esta apuesta por la comunicación, más allá de la interconexión, en Internet para el diálogo interreligioso?
Se ha subrayado tradicionalmente la posible desconexión que a veces se abre entre partes de las iniciativas de diálogo interreligioso, cuyos hitos más relevantes y mediáticamente importantes se suelen efectuar en el alto nivel institucional, y la población en general, que muchas veces no conoce qué es lo que ha acontecido.
La generación de espacios digitales para el diálogo interreligioso puede promover una más efectiva interconexión entre el diálogo institucional y del “diálogo de la vida” (Eck 1987), es decir, una oportunidad única para que personas que se encuentren distantes del lugar donde se está produciendo el encuentro puedan asistir, participar vía digital en el mismo e, incluso, convertirse en agentes de diálogo interreligioso en sus contextos.
De este modo, un diálogo interreligioso en internet que ha ido más allá de la interconexión hacia la comunicación efectiva se convierte en canal de conexión entre el diálogo institucional y la vida cotidiana o, lo que es lo mismo, en motor de una cultura de la tolerancia tanto en la red como en nuestras calles y barrios.