“La fraternidad es un imperativo ético para la paz mundial y la convivencia común”. Con estas palabras, Jumaa Alkaabi, presidente del Patronato de la FIRCT, inauguraba la conferencia internacional organizada en conmemoración del Día Internacional de la Fraternidad Humana, el 4 de febrero. Esta fecha rememora la firma del documento en el que los mayores representantes religiosos, el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Jeque Ahmad al-Tayyib, aunaron sus esfuerzos por la búsqueda de una convivencia universal basada en la cultura del diálogo, la colaboración común y el conocimiento mutuo. Este día supuso un punto de inflexión en la unificación de las culturas y es clave que, antes de cualquier celebración, tratemos de explicar el porqué de este aniversario.
Para Jumaa Alkaabi, “la fraternidad humana significa respetar el derecho del prójimo a vivir con libertad, dignidad y seguridad y recordó que la fraternidad es el nexo universal entre las personas. La fraternidad, afirmó, une hermanos en términos de sexo, género, privacidad, dignidad y dependencia. “La diversidad cultural abre la puerta al entendimiento del otro”, incluso, matizó el presidente de la FIRCT, en tiempos de pandemia, pues se ha necesitado una mayor cooperación entre culturas y religiones.
La paz se logra con la cercanía, la hermandad, el amor y la convivencia pacífica. Principios, aseguró, que son los pilares de la FICRT. “Nos comprometemos a aplicar los principios del documento de Fraternidad Humana y lograr sus objetivos mediante la celebración de seminarios y debates constructivos de diálogo interreligioso para difundir el mensaje de paz y conocimiento del otro”, afirmó el presidente del Patronato.
Tras estas palabras, intervino el coordinador científico y moderador de la Conferencia Internacional, Dr. Mohammed Dahiri, que presentó a los participantes que se fueron adentrando en distintos temas: la figura de uno mismo, el entendimiento y la relación con el otro, con los demás, con las diferentes religiones, con la laicidad y con la tecnología.
En este encuentro quedó patente que la historia nos demuestra que las religiones han contemplado todos los posibles caminos que existen hacia la búsqueda del bien común de las civilizaciones y que los textos antiguos aprecian tanto la libertad como la fraternidad humana. Desde el cristianismo hasta la laicidad, desde la parábola del buen samaritano hasta la importancia del otro, que como formación global a la que pertenece, aun no creyendo en un Dios, busca el interés en los demás. “Las religiones del mundo pueden ayudar a la diplomacia de los Estados en el camino hacia la búsqueda de lo que está bien y lo que está mal, relacionándolo con la justicia social”, argumentaba el Dr. Nabil Ayad, professor of Diplomacy Studies at Glasgow Caledonian University, London Campus. La religión actúa como puente entre el ciudadano y el Estado, como nexo para un desarrollo de ambos.
En este sentido, los doctores Javier Fernández Vallina, profesor de Estudios Hebreos y Arameos de la Universidad Complutense, y Juan Ferreiro Galguera, catedrático en Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad de A Coruña, enfatizaban que aun habiendo momentos históricos en los cuales no se abogaba por esa fraternidad, la civilización ha acabado por conseguir dicha convivencia. Ejemplo de ello fue la revolución francesa con la creación del mensaje: libertad, igualdad y fraternidad. La historia, según Fernández Vallina, ha posibilitado que los valores religiosos actuales hayan tenido transcendencia social. Para el Dr. Nabil Ayad, la religión es “parte vital del desarrollo de la sociedad”.
La fraternidad se encuentra unida a la libertad que, en palabras de la Dra. Miriam Díez, directora del Observatorio Blanquerna de Medios de Comunicación, Religión y Cultura de la Universidad Ramon Llull, “se da con la convivencia común, la paciencia y el cuidado del otro, y que se olvida cuando caemos en la envidia”.
La Dra. Miriam Díez y el Dr. Jaime Flaquer, director de la Cátedra Andaluza para el Diálogo de las Religiones (CANDIR), destacaron esa figura interna y los caminos que encuentra cada persona: el primer camino se dirige hacia arriba, hacia Dios, que se encuentra con el camino interior que se direcciona hacia dentro de uno mismo donde también se encuentra Dios; el último, se relaciona con los laterales, la dirección que nos dirige hacia el respeto hacia los demás, explicaron.
La tecnología también tuvo su espacio. Según la Dra. Miriam Díez, está provocando una hipersensibilidad en un solo sentido: la vista, dejando de lado el resto, y es la fraternidad la que puede ayudar a que el resto de los sentidos se igualen, a través del entendimiento y la empatía con el igual, con el hermano, el otro. El Dr. Nabil Ayad, por su parte, proponía la utilización de la tecnología para el desarrollo de nuevas formas de tratar las amenazas que atañen a la sociedad global y las minorías. El Dr. Javier Fernández Vallina abogó por la utilización de internet para la evolución social del conocimiento, cuidando la creación de intereses tanto positivos como negativos.
También fueron tema de debate los grupos minoritarios que utilizan un enfoque sesgado de los textos religiosos, respaldando sus intereses para confundir a las masas. El Dr. Jaime Flaquer expuso los principales argumentos y contrargumentos que dichas minorías utilizan para hacer daño, para odiar. Sobre todo, cuando “cada religión es creadora de fraternidad en sí misma”. Las religiones no incitan a la guerra ni a la violencia. La Dra. Miriam Díez señaló que esas incitaciones al conflicto llevan detrás un interés de aquellos grupos extremistas para alcanzar objetivos políticos y económicos. El Dr. Nabil Ayad hacía hincapié en los “valores espirituales de las religiones encaminados hacia la obligación de estas al cuidado del otro. La tradición africana, la obligación de hospitalidad musulmana y la regla de oro cristiana, entre muchos de las creencias de otras religiones similares”.
El Dr. Javier Fernández Vallina propuso el seguimiento e investigación académica, filosófica e histórica del viaje de Abraham entre culturas y religiones, incluyendo también a la laicidad para el conocimiento y el entendimiento común.
Cerraba este seminario el presidente del Patronato de la FICRT que recalcó la necesidad del trabajo común por la fraternidad humana. Jumaa AlKaabi abría así las puertas de la Fundación para todos aquellos que quieran sumarse a superar los retos para conseguir la fraternidad humana y la paz para todos.